Irene Morales

SED DE VENGANZA

El susto que se llevó cuando aquel amigo entró en la tienda no fue comparable al que se llevó cuando este le contó lo que acababa de suceder. Santiago Pizarro, su marido, se había enzarzado en una pelea de taberna con tan mala pata que había acabado con la vida de un boliviano. Por aquel entonces las tensiones en Antofagasta entre chilenos y bolivianos eran muy altas y, Santiago la había cagado hasta el fondo porque, aunque la población era mayoritariamente chilena, la ciudad pertenecía al territorio boliviano y, por lo tanto, los funcionarios del estado tenían preferencias.

Irene salió a la calle y así pudo escuchar al viento, que le susurraba una y otra vez que su amor querido ya no estaba entre los vivos. Buscó su cuerpo durante horas, ella sabía que tras la ejecución los cadáveres eran desechados como la piel de la banana.

Siguiendo las vías del tren, con la única luz de su linterna de gas, pues la luna no lucía esa noche, encontró a Santiago con 67 agujeros, pero el rostro intacto. Lloró como nunca, pero tuvo aún fuerzas de trasladar el cadáver a su domicilio donde le arregló y maquilló. Tras fotografiarle cerró los puños y, con tan solo 14 años, juró venganza.

Irene Portada

VIDA DE IRENE

El nacimiento de esta mujer fue en abril de 1865, cerca de Santiago de Chile, siendo la mayor de cuatro hermanos en una familia humilde. Ella era una niña cuando su padre fallece, y su madre decide mudarse a Valparaíso, donde ve más oportunidades de salir de la miseria, iniciando a su hija como costurera, siguiendo así la tradición familiar.

Con solamente once años, su madre la entrega en matrimonio con un hombre muchísimo mayor que ella, pero este muere poco tiempo después del casamiento, y la madre de Irene fallece justo después, quedándose ella huérfana y viuda, y recordemos que no tiene más de doce años.

Con los pocos bienes que hereda (no mucho más que una máquina de coser) se compra un billete de barco en tercera clase para mudarse a la ciudad de Antofagasta, hoy al norte de Chile, pero en aquella época pertenecía a Bolivia. Esta pequeña ciudad estaba habitada mayormente por chilenos y, económicamente estaba en crecimiento, por eso Irene eligió este lugar para trabajar en una tienda de ultramarinos. Fue aquí donde conoció a Santiago Pizarro, un músico chileno que tocaba en la banda de la policía boliviana. Se enamoraron y se casaron en 1878, cuando ella tenía 13 años, pero pocos meses después su querido y nuevo marido fue ejecutado por matar a un soldado boliviano en una pelea.

Cantinera_Irene_Morales(1865-1890)_(cropped)Ella, con catorce años, era huérfana y había enviudado dos veces. Así ocurrió que, cuando Chile invadió Antofagasta, la rabia que corría por sus venas la empujó a intentar unirse al ejército chileno para combatir en la Guerra del Pacífico contra Perú y Bolivia. Se rapó la melena y se disfrazó de hombre, pues como podéis imaginar, no estaba permitido que las mujeres tomasen las armas. A pesar suyo, Irene fue descubierta como mujer y se le ofreció ser cantinera y enfermera del ejército, ella aceptó, aunque sus planes eran muy diferentes.

No solo fue cantinera, no solo curó a los heridos, sino también, cuando tenía la oportunidad, salía al campo de batalla demostrando su habilidad con el rifle, a pesar de la prohibición. Cuando de esto se enteró el comandante en jefe del ejército chileno, muy lejos de castigarla, decidió entregarle el uniforme y, además, le otorgó el rango de sargento. Durante cuatro años luchó en diferentes batallas en las cuales en alguna salió herida, e incluso estuvo a punto de morir por enfermedad, pero se recuperó y siguió dándole al gatillo. De ella se dice que ordenó ejecutar a 67 peruanos capturados, vengándose de los 67 disparos que recibió su difunto marido.

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Cuando finaliza la guerra en 1883 regresa a Santiago, su ciudad natal, donde recibe algún homenaje por parte de algunos compañeros, pero rápidamente es completamente olvidada, sin pensión alguna, y en la indigencia muere de una pulmonía a los 25 años, el 25 de agosto de 1890.

LEGADO

tumba irene morales cementerio general icarito

Irene Morales se encuentra enterrada en el Cementerio General de Santiago, junto a otros veteranos de la Guerra del Pacífico.

Varias ciudades chilenas como Santiago, Valparaíso o Atofagasta han dado su nombre a alguna calle, de hecho, Antofagasta tiene dos calles llamadas Irene Morales que se diferencian porque una tiene delante la palabra “sargento”.

Nada más, ni un monumento bonito en alguna plaza chilena. Olvidadísima, colega. Y con la próxima guerrera viajamos a Paraguay a conocer un símbolo del país, también fuera de la Guerra de Independencia Latinoamericana.

¡Un abrazo y hasta pronto!

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